Ya disponemos de las nominaciones para los Premios de la Academia de este año, y hay que admitir que hay sorpresas, algunas bastante inusuales. A pesar del fenómeno Barbenheimer, la película de Greta Gerwig solo ha obtenido 8 nominaciones, colocándola en el cuarto lugar detrás de “Killers of the Flower Moon” con 10, “Poor Things” con 11 y “Oppenheimer“, que pensábamos sería la principal contendiente con sus 13 nominaciones.
Aún más extraño es que Margot Robbie, a pesar de tener un papel deslumbrante, no esté nominada a la categoría de Mejor Actriz. Mientras que Ryan Gosling, con un papel mucho más plástico, está en la lista para Mejor Actor de Reparto. No nos cabe duda que la capacidad actoral de Margot es bastante buena, pero la pregunta es, ¿por qué con un papel tan contundente como el de Barbie, en un mundo tan necesitado de feminismo, no se le ha nominado? Bueno, la respuesta como siempre, es que entre gustos se rompen géneros.
La academia, al ser una institución antiquísima, presenta una estructura desproporcionada: más hombres que mujeres, mayor presencia de personas blancas que racializadas y, por supuesto, una media de edad que ronda los 60 años. Por lo tanto, no sorprende que por encima de la película centrada en una muñeca feminista destaque la historia de un antihéroe con dilemas morales al crear un arma de destrucción masiva. También encontramos la narrativa de una mujer-niña que, para descubrirse a sí misma, atraviesa una sexualidad desmedida, así como el clásico hollywoodense que expía las culpas del hombre blanco, esta vez focalizado en las masacres de nativos americanos.
Sin embargo, no todo está perdido. Cada año nos brinda sorpresas memorables y el hecho de que “Anatomy of a Fall“, de origen francés, “The Zone of Interest“, de habla alemana, y Yorgos Lanthimos, director griego, formen parte de las nominaciones es un punto a favor de una inclusión lenta, pero esperemos que no deje de aumentar.
Es gratificante observar una diversidad que años atrás solo se asomaba en esa peculiar categoría, la de Mejor Película Internacional, que para aquellos que recuerdan, antes se llamaba Mejor Película de habla no inglesa. Como si tuviéramos que dividir al mundo entre personas con un papel que certifica que hablas inglés y personas sin él. Y mi crítica no termina aquí, porque cualquier película es internacional, a menos que seas estadounidense.
Así que este año, traigo a la mesa todos estos condicionantes para recordarles que el cine no es lo que la academia dice. Y qué bueno es saber que el único premio que realmente vale la pena otorgar es el del espectador, a una película que lo ha cautivado, sin importar quién hizo qué o de dónde viene quién, y sin que la opinión de alguien más sea relevante.
Parafraseando a Ratatouille: no cualquiera puede producir una gran película, pero una gran película puede provenir de cualquier parte.
