En los años 80, Philippe y Thomas, ambos de 17 años, comparten la misma escuela. Thomas, un joven enigmático del que apenas se sabe algo, está destinado a pasar el resto de su vida en la granja familiar. Mientras tanto, Philippe proviene de una familia privilegiada que busca brindar a su hijo las mejores clases con los maestros más destacados.
A pesar de las diferencias en sus entornos y estilos de vida, nuestro protagonista anhela ser notado por Thomas, con quien nunca ha intercambiado ni una palabra. Philippe es consciente de su identidad gay y, de alguna manera, no le preocupa que los demás descubran que es “diferente” al resto, particularmente diferente a Thomas.
Un día, Thomas le pide a Philippe que se encuentren en un lugar secreto. Es ahí cuando comienzan a tener encuentros sexuales de vez en cuando, sin mucha conversación. Thomas niega la existencia de Philippe durante la escuela, llevando los lugares secretos a lugares aún más intimos, como el cuarto de Philippe. Con el fin del año escolar, la vida de nuestros amantes cambiará para siempre.
Después de 10 años, Philippe tiene la oportunidad de reencontrarse con su primer amor, con el cual descubrió y aprendió mucho, trayendo de vuelta todos esos sentimientos y dolores de su pasado.
“Deja de decir mentiras” es un libro que habla sobre lo atormentador que puede llegar a ser el arrepentimiento y lo difícil que es vivir reprimido por la sociedad y, peor aún, por uno mismo. Donde el pasado no nos define, el presente es importante y el futuro es incierto. El libro está escrito desde el punto de vista de Philippe, y me atrevo a decir que es autobiográfico, donde el autor nos abre la puerta a su alma, a sus miedos y a sus remordimientos. El libro está dedicado a Thomas Andrieu, mismo nombre que su amante en esta historia.
Es una lectura sencilla pero dolorosa, de esas que te dejan marcado por un buen rato. Donde podría sucederle a cualquiera, sin caer en sentimentalismos baratos o manipuladores; es simple y humano, y es lo que más disfruté de la lectura.