En los últimos años hemos sido bombardeados por películas relacionadas con Marvel y su multiverso y, como es bien sabido, ninguna ha sido lo suficientemente buena desde Endgame (2019). Después de quince años desde su primera aparición juntos en X-Men Orígenes: Wolverine (2009), Deadpool y Wolverine se unen para darle al público una desenfrenada, violenta y vulgar entrega del universo de Marvel que tanto le hacía falta a Disney.
En esta nueva entrega, Deadpool (Ryan Reynolds) está buscando ser reconocido como alguien importante en el mundo. Wade hace todo lo que está en sus manos para sentirse importante y ser considerado un Vengador más. Sus planes no salen como espera cuando es contactado por Paradox, un agente de la TVA (Autoridad de Variación Temporal), quien le informa que su mundo está por terminar después de los sucesos de Logan (2017). Es entonces que nuestro antihéroe favorito hará equipo con Wolverine (Hugh Jackman), y juntos harán todo lo posible para evitar la muerte de sus amigos y su mundo.
Deadpool y Wolverine logran lo que desesperadamente Disney ha intentado hacer pero no ha conseguido en absoluto. A diferencia de todas las entregas previas, aquí podemos darnos cuenta de lo que le falta a la receta del ratón: reconocimiento y corazón, amor a los personajes y respeto a los fanáticos.
Esto sin dejar de lado lo que ya estamos acostumbrados a ver en Deadpool. La cinta está llena de violencia desenfrenada, chistes malos que funcionan y contenido explícito que no está hecho para todas las audiencias. Ryan como Deadpool es lo que ya conocemos y nos encanta: vulgar, insolente y divertido. Añadir a Jackman como Wolverine al mundo de deadpool es un gran acierto; es un manjar para todos los fanáticos del personaje y a los fanaticos de los X-Men. Ambos están hechos el uno para el otro, y su dinámica se siente tan natural que parece que llevan toda una vida juntos.
Sin duda, esta será una de las peliculas más taquilleras del verano. Llena de acción, momentos icónicos, violencia, chistes de pedo y nostalgia, no defraudará a los fans. Hará gritar y aplaudir a más de uno de sus espectadores.